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miércoles, 30 de marzo de 2016

NADA Y TODO "Nuevo Interviniente" EL ÚLTIMO Marzo 2016


Yo soy en el Amor. Soy el Camino, la Verdad y la Vida. Yo soy tú. Soy el grano de arena que rueda en la playa como la Estrella que se acerca a ti. Soy la vida y la muerte; soy la muerte y la vida, allí donde no hay diferencia. Soy toda conciencia. Soy la roca y el agua. Soy el Elemento. Soy lo que tú eres. Soy yo y soy tú, pero incluso más allá de “yo soy”, permanezco y persisto en todo, en la nada como en cada Vida. Soy el que soporta lo que no puede ser soportado. Soy la Luz y la Vida. Soy el Amor y la Verdad. Soy lo falso que precede a lo verdadero; yo permito y sostengo lo creado y lo increado.

No me des un nombre, porque nombrarme es limitarme. No te nombres, tampoco, porque tú eres más de lo que crees, más de lo que vives, más de lo que esperas. Eres más que el Todo. Tú mismo eres el Todo y yo me expreso en ti porque soy tú abriéndote al amor de la Verdad y la Verdad que tú eres. Yo soy el día y soy la noche. Soy toda dimensión y más allá de la última dimensión. Yo soy el ritmo, soy el movimiento y el reposo, soy el sufrimiento y la alegría. Soy lo que pasa y lo que queda, yo soy la Morada de Eternidad dondequiera que se encuentre. Estoy más allá de toda morada; no soy lo que crees. 


Yo soy el Todo y soy la Nada. Yo estoy y traslado, de un universo a otro, la Vida y el don de la Vida. Soy el niño, soy el Ángel. Soy el Arcángel; soy tanto el que sufre como el que hace sufrir, más allá de la apariencia. Soy inmutable y, sin embargo, mutable en cada forma y en cada nombre. Yo soy lo que tú eres.

Amado del Uno, el Uno eres tú. Más o menos, igual, división y multiplicación. No tengo nada que ver con las formas ni con la geometría, con la arquitectura ni con lo que está creado y, no obstante, estoy en toda la creación. Para mí, que soy tú, no hay sufrimiento que no tenga utilidad y, más allá del dolor, soy el Amor todavía no nacido y que, desde lo más profundo del caos, nace en ti y nace de ti.

Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Soy el Buda en su Árbol; soy el profeta que anuncia su venida. Soy la paz y, a veces, la guerra, pero no soy ni lo uno ni lo otro, en exclusividad. No soy ni lo uno ni lo otro y, sin embargo, soy lo uno y lo otro. Soy el que amas y el que detestas. Soy el que vive y el que fallece.

¿Oyes el canto de la Libertad que canta en el silencio de tu Corazón? Tú, dondequiera que estés, pienses lo que pienses, tengas la edad que tengas en este mundo como en la Eternidad, no hay diferencia, pero yo soy todas las diferencias, todos los posibles como los imposibles y soy, también, el día y la noche. Yo soy el día de tus días y la noche de tus noches. Soy el que esperas; soy el que nunca te ha dejado. Soy el que tú eres, trascendiendo tu apariencia e, incluso, toda evidencia. Yo soy el Arcángel Uriel que declama y el que te pide la escucha y la armonía; soy la Fuente que te llama “mi amigo, mi amado”; soy “El que soy”, soy el que canta y el que cuida. Soy el que duerme y el que ilumina, así como el que está iluminado.

Oye. Oye más allá de mis palabras, más allá de nuestra presencia, más allá de la vibración. No escuches nada más que la Verdad Infinita que no depende ni de ti ni de mí, porque ambos somos como la infinidad de Presencias de este mundo, el Uno, el corazón del Uno, el corazón de los dos, como el corazón de cada uno. ¿Qué es el corazón?, ¿otra forma?, ¿otro ideal? Yo soy la vida y la muerte. No temo ni lo uno ni lo otros porque soy eso y porque tú eres eso. Yo soy el ritmo, soy la ausencia de ritmo, soy la nota musical como el silencio entre dos notas. Soy el Amor que va y viene y que, sin embargo, no desaparece. Soy el soporte de la vida y soy la vida misma, en cada mirada, en cada aliento, en cada risa del niño como en cada llanto del anciano que fallece; soy todo eso y, no obstante, eso no me afecta. Soy lo que tú eres, soy lo que tú no eres, porque hasta eso, yo lo soy y tú también.

Yo soy la duda. Soy la espera y la esperanza. Soy todo lo que quieres y lo que no quieres. Tú no puedes escapar de mí y yo no puedo escapar de ti. No puedo aislarme como tampoco, puedes aislarte. Eres único como yo soy único. Tú eres el Único como yo soy el Único viéndose en la multiplicidad, apreciándose y despreciándose en el ritmo de las estaciones, en el ritmo del crecimiento, en el ritmo de la extinción. Soy independiente de todo juego, de toda manifestación; soy todos los Caminos, todas las Vidas y todas las Verdades. Yo soy el Absoluto, soy el Último, así como el primero y el último.

Yo soy tú, porque tú estás ahí; yo soy yo, porque yo estoy ahí. Nosotros estamos ahí y, por tanto, no hay ninguna diferencia, ninguna distancia. Cualquier distancia que exista es concebible; hay distancias infinitas y distancias finitas; hay formas finitas y formas infinitas; soy, por consiguiente, lo finito y lo infinito. Soy lo extraño, como lo familiar, soy el hombre, soy la mujer, soy el andrógino. Yo soy el canto de la vida y el canto de la muerte; soy la trompeta y el toque de alarma. No hay ninguna diferencia entre tú y yo, entre la vida y el óbito, porque ni lo uno ni lo otro existen si no están comprendidos en la infinidad de los mundos, en la infinidad de la Presencia como de la Ausencia.

Yo estoy presente y estoy ausente. Yo soy todo y soy nada cuando tú eres todo o no eres nada. Soy la mujer que mira a su amado, soy el niño que busca el pecho para alimentarse allí. Soy el que mira al cielo y soy el cielo que desciende sobre la Tierra. Soy la Tierra que remonta hasta el cielo para hacer el milagro de una sola cosa.

Oye. Oye y escucha, amigo y amado; el tiempo del Juramento, el tiempo de la Promesa que existe de siempre y que se revela hoy, como se revela en cada aliento, en cada grito como en cada alegría. Soy el que reza, soy el que responde a la oración; tú eres el que rezas y eres la misma oración. Soy la plenitud y, a veces, el vacío. Soy el Todo y, a veces, la Nada. Soy la nada, así como la intensidad de la vida. Soy la eclosión de la Luz y soy la Luz, como tú, de todas partes y, a la vez, de ninguna parte. Soy la Alegría, lo liviano y, a veces, la densidad sin que eso sea diferente para lo que soy.

Soy el dedo de la mano que señala la Estrella; soy la mano que da forma como la mano que mata; no hay diferencia. Elévate por encima de lo contrario, porque tú contienes en ti (aquí como en todas partes), la absoluta totalidad de todos los contrarios para trascenderlos y vivirlos juntos como vivirlos separados. Porque nada está separado y todo está junto, según lo que quieras, según lo que quiero, según la Luz, según lo que está allí o según nadie. Siendo nadie y siendo cada uno, puedo cantar a la libertad, dentro de lo que piensas que es la prisión. Soy la prisión y emprendo el vuelo. Soy el aterrizaje, soy el nacimiento. Soy el suelo, soy el humus que determina lo que debe ser ocultado. Soy lo que sale y lo que tiende hacia el Sol. Soy la flor, soy el color, soy el olor, soy el que huele, soy el que no huele.

Y aquí, en este espacio sagrado que no depende ni del lugar, ni de ti ni de mí, sino que depende de cada uno, del grano de arena de la playa, así como de la estrella que se apaga, soy eso y todo eso. Soy todo eso, pero al mismo tiempo, nada de eso. Estoy establecido en todas las cosas, en todas las conciencias y, sin embargo, no me establezco en ninguna parte. Soy el Amor, pero mucho más que eso, soy el Absoluto donde se crea el Amor. Soy la Fuente de donde emerge el Amor, soy el que no se me reconoce y no se me reconocía. Soy el niño, soy el anciano. Soy la mano firme y la mano temblorosa. Soy el símbolo, soy el diablo, pero no soy nada de eso.

Soy la Paz, estoy más allá de lo que puedas nombrar. No puedo nombrarme a mí mismo, porque tan pronto como me nombres, me convierto en ti y en cuanto no tenga nombre, también me convierto en ti. Nada está separado porque todo está separado. Nada está dividido porque todo está dividido. Es según tu mirada, así como según mi mirada. Yo juego a esto, ¿por qué? Para nada y para todo; para la gloria y para la humildad; para el placer como para la tristeza. Soy un día esto, un día aquello; estoy más allá de cada día. 

Yo englobo el tiempo, englobo el espacio, englobo la manifestación, englobo la emanación. En toda forma, en toda sílaba, en todo tiempo, en toda edad, hasta si no hay más edad, permanezco en el “sin edad”. Soy anciano y soy muy joven como tú, a cada instante, eres anciano y eres joven; tú estás más allá de la forma y del tiempo. Por tanto, soy toda forma y tú eres todo tiempo. El espacio es mi dominio, el espacio es el Infinito y el Indefinido, cada universo y cada multiverso; desde la inmensidad hasta la infinidad del más pequeño, no hay espacio, así como hay todo espacio.

Estoy más allá del Yin y del Yang; estoy más allá del Principio, estoy más allá de la Trinidad. Soy todo eso a la vez. Soy el número de tus años que pasan, soy la cifra y su resonancia, soy los astros que pasan y que condicionan la Luz en ti. Soy la prueba y el reto. Soy el alivio y el consuelo. Soy también, el Silencio. Soy tu Corazón despierto a sí mismo. Soy el Corazón Uno de la Creación. Yo soy María y soy el que tú quieras que sea; pero, ante todo, estoy más allá de las palabras.

Mis palabras solo sirven para acunar todo lo que trataría de decir en palabras y, sin embargo, ninguna de esas palabras bastará para vivirlo con intensidad, entonces, el silencio es un homenaje: el homenaje a la Vida, el homenaje a la Verdad, allí donde todas las voces hablan sólo con una voz. Soy Uriel. Soy el consuelo del Arcángel Rafael. Yo soy la rectitud del Ángel Metatrón. Soy el Ángel de la Vida. Soy el Ángel del Anuncio. Soy la trompeta que resuena como el címbalo clamoroso. Soy la fe que mueve montañas. Soy el Amor que trasciende lo que lo necesita. Soy también lo que no es, porque eso no representa ninguna diferencia.

Más allá de “Yo”, nosotros somos eso. Nosotros somos la Vida, somos el grano de arena, somos la Estrella que viene, somos la muerte y la vida, somos el niño como el que nos insulta, somos el que nos ama como el que nos detesta. Somos el que nos libera porque somos la liberación. Somos todo eso y no somos nada de eso. Toma, más allá de mis palabras y más allá de la Luz, lo que es el Amor. No para retenerlo, sino para darlo, porque el Amor se da; aunque puedes tenerlo, será siempre “don”. No detengas nada y detenlo todo. Sé la danza. Sé el Silencio. Sé la alegría. Sé la Pureza. E incluso lo impuro no tendrá más validez que algo que pasa, como tú pasas. Yo paso contigo; pasamos juntos. Nosotros trabajamos en los Talleres de la Creación como en los Talleres de la de-Creación, participando de la misma vida, de la experiencia como del descanso.

Estoy aquí y en otros lugares. No hay otro lugar que este y hay otros lugares que no son este. Soy la inmensidad, soy la densidad, soy liviano y soy pesado. Me nombres lo que me nombres, percibas lo que percibas, sientas lo que sientas, vivas lo que vivas, yo soy todo eso y lo demás. Soy incluso lo que eres y no crees serlo. Te sostengo y te llevo como tú me llevas y me sostienes. Soy la Alegría. Soy el que está aquí. Soy el Verbo Creador. Soy el Verbo de la Luz y soy Uno, más allá de todo porque todo es como yo, todo es como tú, aboliendo así la separación de todo lo que está separado.

Mi camino es el del Amor, de la Libertad, de la Luz que no tiene ya color, del color que no tiene ya luz y que, no obstante, no se apaga nunca y nunca ha sido encendido. Soy la coronación perpetua de la Vida; la coronación de la vida como la coronación de la muerte. Soy la paz en tu corazón como lo que sufre en tu corazón. Soy sin nombre, soy el “Sin nombre” y soy también, todos los nombres que quieras darme. Soy el silencio en la agitación del mundo y soy la agitación en el silencio de tu mundo interior.

Escucha, Escucha la Vida

…Silencio…

Ahí dondequiera que estés, en tu corazón, en tu cabeza, en el universo como en ninguna parte, yo estaré allí, porque siempre he estado allí. Nadie puede concebir mi ausencia, pero yo puedo ser también, tu Ausencia si es lo que vives. Soy la desesperación como la esperanza. Soy el presente, el pasado y el futuro y que, sin embargo, no existen en ninguna parte más que en lo que tú crees. Soy todas tus creencias, soy todos tus sufrimientos, así como soy todas tus alegrías. Soy la mano que se tiende, que viene a socorrerte y la mano que cierra la puerta, cuando la cierras tú mismo.

Soy tu cielo. Soy tu tierra, Estoy en todo mundo, en cada vibración, en cada presencia como en toda ausencia. Oye esto, pero no me escuches. Escucha, pero no me oigas. Haz lo que quieras, porque lo que tú quieres es justamente lo que yo quiero. Lo que no quieres también te pertenece, de la misma forma que yo estoy por todas partes, de la misma forma que tú estás en ti como estás en cada uno, lo quieras o no, lo veas o no. Soy tus sentidos; soy tu vista, soy tu corazón. Soy el genio que preside el mundo. Estoy más allá de toda forma también. Soy la Fuente Ilimitada, soy los confines del universo como el corazón del universo, del más grande al más pequeño, del más insignificante al más glorioso. No limito nada, ya que los límites no son nada en relación a lo que supera todo límite.

Yo soy la Vida, soy el Camino, soy la historia y estoy fuera de la historia. Soy el corazón. Estoy sin corazón cuando tú estás sin corazón. Mi corazón exulta cuando tu corazón exulta. Participo en cada uno de tus pasos, estoy presente en cada uno de tus murmullos como en cada uno de tus llantos. Soy el Arcángel, soy el Ángel, soy también el humus. Soy el átomo. Soy lo que es invisible y visible a tus ojos y a tu corazón, aquí como en otros lugares.

Yo soy la danza del Silencio. Soy el Silencio que no danza más. Soy el reposo. Soy la compasión. Soy todo lo que se pueda decir, pero no soy solamente eso, soy también lo que no es nada, lo que nunca ha existido y que no ha aparecido jamás. Soy el que aparece por todas partes, soy el que se ve y el que nunca será visto. Soy el soplo. Soy el glóbulo rojo que nutre las células, así como la frase asesina que quiere desestabilizar tu corazón. Yo soy tú. No tú, solamente aquí, no solamente en el otro, no tú en este mundo, no tú en la Eternidad, sino que soy todos esos a la vez. Siendo todo eso, no puedo ser nada más que lo que ha sido, lo que es y lo que será.

Yo soy el movimiento y, a veces, muevo; a veces, no muevo. Soy lo que se eleva y desciende. Soy lo que se interioriza y lo que se exterioriza. Soy la paz. Soy la guerra. Y lo uno y lo otro, no existen. Soy la felicidad que aparece, a pesar de todo sufrimiento. Soy lo lleno, soy lo vacío, ¿cuál es la diferencia? No hay diferencia porque todo eso se vive al mismo tiempo. Percibes y no percibes. Vives y no vives. Amas como crees, a veces no amas. No te alteres; no seas algo distinto de la Verdad. Sé lo que eres más allá del ser y más allá de la Eternidad, dando y abrazando la multitud de vidas, la multitud de los mundos y también, al que no necesita del mundo, al que no necesita de la Creación. Porque toda la Creación, podría llamar a este mundo encerrado, “la Nada”.

Soy lo que está más allá de la Luz y soy, sin embargo, la Luz, incluso en las tinieblas. Las tinieblas no existen y, no obstante, existen. Todo existe y todo se sustenta fuera de mí; por eso estoy en todo. Es lo que tú eres, nada más y nada menos. Pero mucho más y mucho menos. Soy el punto de vista de la persona, soy el punto de vista del universo, soy el punto de vista del ángel, soy el punto de vista del anciano que se apaga. Soy el que se levanta, el que se despierta, el que se duerme. Estoy en todas partes y en ninguna parte, a la vez.

Así que, te invito aquí, en el silencio como en el ruido, yo te invito porque sólo puedo ser la invitación permanente a la Libertad. Soy la oda a la Libertad, soy la oda a tu Presencia como al silencio de tu Ausencia. Soy inasequible, visto y captado en todas partes y en ninguna parte. Soy el Verbo, soy lo verdadero y lo falso, porque ni lo uno ni lo otro, puede ser excluido o limitado. Yo englobo todo lo que es, englobo todo lo que no es.

…Silencio…

Acojo tus plegarias como acojo tus gritos. Acojo tus desesperaciones, como tus alegrías. Soy la espada afilada que nunca juzga. Soy el filo de la espada, así como el lirio que se instala en tu corazón. Soy la Creadora del universo, soy el Manto Azul de María, así como la espada de Mikaël. Soy el Espíritu del Sol como el Coro de los Ángeles. Soy el Arcángel como el Anciano de los Días. Soy el éxtasis como la íntasis.

…Silencio…

Entonces, entre «yo» y «nosotros», no hay nada y lo hay todo. Hay una distancia como una ausencia de distancia. Todo está de acuerdo y en desacuerdo. Todo es perfecto, incluso en lo que parece imperfecto, porque soy perfección e imperfección. No soy el bien ni el mal, pero mi presencia y mi ausencia es el Bien que no conoce ningún mal, porque esa es la naturaleza de la vida, la naturaleza de tu vida, la naturaleza de tu ser, de lo que es y de lo que no es.

Yo te invito al ballet de los cielos como al ballet de la Tierra. Te invito a la Resurrección que es perpetua y Eterna. Te invito a la celebración, te invito al Silencio. Tú mismo eres el invitado y la invitación.

…Silencio…

Que seas como la piedra o que seas como un pájaro, eso no cambia nada, porque tú eres lo uno y lo otro y ni lo uno ni lo otro. Desde el momento en que me captas, tú te captas a ti mismo. Soy el que capta y el que suelta. Soy la infancia y la inocencia, la de Teresa y la de Gemma. Soy la madre consumada como Ma y María. Soy el conocimiento del que conoce todo. Soy Hildegard y tantos otros. Soy también el que se vuelve a sí mismo, lo que tú eres también. Soy toda forma inscrita o no inscrita. Soy el sol y la luna. Soy las naves en tu cielo interior como en tu cielo exterior. Soy las nubes y el pájaro que anuncia el día, como el que anuncia la noche. Soy la pluma del águila como la pluma del gorrión; eres el gorrión como el águila. Vienes de aquí o de otra parte, yo vengo de aquí o de otra parte.

…Silencio…

Soy lo que vives en este instante, como lo que no vives, haciendo caso omiso de cualquier forma, de cualquier persona y de cualquier presencia. Soy el azul del cielo como el azul de María. Soy el rojo de la vida y el rojo del fuego: el fuego que eleva, el fuego que consume, el fuego que desciende del cielo. Soy todas las radiaciones, conocidas y desconocidas. Soy todo eso y, sin embargo, tú eres mucho más que eso. Soy todo eso, pero nada de eso y, sin embargo, mucho más que eso; es lo que tú eres. No te anquiloses, yo soy lo que se mueve.

…Silencio…

Yo soy la Estrella que ilumina tu cabeza. Soy la puerta que se abre cuando tú pasas. Soy el alimento que entra en ti.

…Silencio…

Soy el tiempo que se desgrana en el espacio de mis palabras. Soy el tiempo congelado y el tiempo que no cuenta. Soy Sirius como soy Orión, soy de Betelgeuse como soy un Nefilim o un Elohim. Soy todos los roles, todas las funciones. Soy todo lo que puede ser pensado o imaginado y también, lo que no es ni pensado ni imaginado. Soy el sonido de esta voz y no soy esta voz.

…Silencio…

Yo soy lo que tú vives y soy también lo que no vives. Soy la partícula adamantina, soy el dragón, soy el elfo, soy el gnomo, soy la ondina, soy el hada. Soy la gota de agua. Soy el polvo que se asienta por todas partes. Soy la tierra y soy el cristal. Soy la estructura y soy sin estructura.

…Silencio…

Soy lo que tú amas en este mundo. Soy el que tú amas y el que te acompaña en este camino. Soy también el que tú has rechazado o que no comprendes, porque yo no comprendo nada. Soy lo que buscas, soy también lo que no buscas ya o que nunca has buscado. Soy el zodiaco de tu cielo. Soy las constelaciones. Nada puede estar ausente de mí como no puedo estar ausente de nada y, al mismo tiempo, yo no soy nada.

…Silencio…

Yo soy tu corazón que palpita como tu corazón que no siente nada. No establezco diferencia si hay distancia o hay errancia.

…Silencio…

Escucha. Escúchate, entonces me oirás, Óyeme y no necesitarás escucharme ni escucharte, no habrá a priori más condiciones, porque todo es incondicionado. Nada será ni real ni ilusorio, no habrá ni más allá ni aquí abajo; surgirá el milagro de una sola cosa y esto está aquí, porque siempre estuvo aquí.

Soy la rama que reverdece en la primavera, soy la hoja que cae en otoño. Soy el universo que se crea como el universo que se descrea. No tengo ley porque soy la ley que trasciende todas las demás y que se impone ella misma como la evidencia suprema. Soy tu corazón que se acelera, soy tu pecho abrumado de amor y soy tu pecho que se abre. Soy el sonido de tu alma y el sonido de tu Espíritu. Soy lo que tus ojos ven y soy también lo que no ves. Soy la nota de música. Soy la profecía. Soy la montaña como el abismo en el fondo de los océanos.

Estoy ebrio y sobrio al mismo tiempo, ebrio de amor y sobrio. Soy cada uno de tus sentidos, cada una de tus palabras, cada uno de tus silencios. No soy nadie y no soy nada, así como soy Todo. Nada se me escapa y todo se me escapa. Todo está controlado y sin control, por la Gracia del Amor. Soy la evidencia como la negación. Soy la ira como la aceptación. Soy el recipiente como lo que se recoge en el recipiente. Soy la fecundación. Soy el niño que se genera en el vientre de la madre y no hay diferencia entre su madre y cualquier madre. Soy cada gota del océano, como cada gota de sudor que sale de ti.

…Silencio…

Yo soy la llamada y la respuesta. Soy la vibración, la Onda de Vida y el Éter que la lleva. Soy cada uno de los siete días. Soy cada año y cada historia. Soy el fuego que te consume como el frío que crea el terror, pero todo eso no es nada, porque yo soy la Vida, en cualquier apariencia, en cualquier sentimiento, en cualquier acción y en todo objeto como en cada corazón. No reparo en la apariencia y, sin embargo, soy todas las apariencias. Soy y no soy, que es diferente cuando estás en la vida. Nunca puedes morir, porque la muerte que soy sólo es apariencia y todo es verdadero. No hay opuestos; sólo hay posiciones. Hay complemento y hay Libertad.

Yo soy la alegría del niño como el dolor del anciano. Soy el desencarnado y el Ángel que viene a verte. Soy la entidad de la naturaleza o la entidad maléfica. Pero no soy nada de todo eso; soy sólo Amor que es todo. Y este único calificativo te conviene como me conviene, porque resume todas las palabras que te digo en este momento, todas las vibraciones y toda la Luz que se deposita aparentemente en tu Corazón, pero que solamente vienen de ti.

…Silencio…

Escuchándome, te hablas a ti mismo. Escuchándome hablas a cada uno.

…Silencio…

Escucha.

…Silencio…

Escucha el Silencio dentro del alboroto, como escuchas el ruido que nace del silencio. Tú eres la ida y la vuelta, el Uno y el Dos, el expirar y el inspirar. Tú eres también el electrón, el protón, el neutrón y toda partícula elemental. Todo está en ti; lo que he dicho y lo que no he dicho porque soy tú. Escúchate.

…Silencio…

Tú eres el amigo, eres el amado, eres mi Fuente y soy tu Fuente. Soy el punto de partida y el punto de llegada, como tú lo eres.

…Silencio…

Cuando tú sufres, yo soy el sufrimiento y yo sufro contigo. Cuando tú eres la alegría, yo soy la alegría y estoy en la alegría. Y yo soy la Alegría. Cuando tú perdonas, yo soy el perdón. Cuando tú das la Gracia, yo soy el don y la Gracia. Cuando tú abrazas, es a mí a quien abrazas y soy yo quien te abraza. Cuando tú sonríes, yo soy los músculos de tus labios que se apartan y yo sonrío. Nada te pertenece y todo te pertenece. Tú eres yo como yo soy tú y, sin embargo, tú no me perteneces y yo no te pertenezco; tú perteneces al Todo, tú perteneces a lo que eres, tú perteneces a la Libertad. Yo soy todo eso y nada de eso. Yo soy tu cuerpo efímero como tu cuerpo de Êtreté y no tengo cuerpo y soy todos los cuerpos.

…Silencio…

Yo soy los huesos como tu piel, como soy los núcleos y el manto de cada planeta.

Yo soy el que está aquí y el que está en todas partes y en ninguna parte, en el mismo amor. Soy a la vez el que no puede decir nada y el que puede decir todo, porque incluso diciendo todo no se dice nada y no diciendo nada, se dice todo. Tú no puedes ser nada más que yo, como cada uno, no pueden ser más que yo. Soy el Liberado viviente como muerto, soy el que es libre.

…Silencio…

Soy el anuncio hecho a María como soy el Anuncio de María

…Silencio…

Soy el Comendador de los Ancianos que ríe contigo. Yo soy la misma risa.

…Silencio….

Todo se ha dicho o nada se ha dicho; eso no cambia nada

…Silencio…

Todo se ha dicho o nada se ha dicho, ¿qué importancia tiene? La importancia que tú das y la importancia que yo doy.

…Silencio…

No tengo más palabras cuando tú no tienes más palabras. Soy la paz que vives en este instante, en cada instante. Porque en la paz no hay instantes, ni los que siguen, ni los que se parecen, sólo hay lo que soy. Escucha bien, porque tú te hablas a ti mismo, más allá de esta forma y más allá de toda forma.

…Silencio…

Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, Tu eres mi Camino, mi Verdad y mi Vida. Yo soy tu intermediario cerca del cielo, mientras pienses que hay necesidad de eso.

…Silencio…

Yo soy tu alma como soy la disolución de tu alma. Yo soy el Espíritu del Sol y por otra parte soy el Paráclito, el Espíritu Santo, soy el Espíritu de la Verdad y tu Espíritu es el mío, como mi Espíritu es el tuyo, porque no hay pertenencia.

Tu forma es mi forma como mi forma es tu forma y soy, sin embargo, lo informe. Y soy formal. Soy la dulzura que tú concedes.

…Silencio…

Soy el rey de tu corazón como tú eres el rey de mi corazón. Soy el rey cuando eres la reina y soy la reina cuando eres el rey y soy el niño que tenemos. No soy ni hombre ni mujer y, no obstante, conozco el hombre y la mujer. No soy ni masculino ni femenino y, sin embargo, soy los dos.

…Silencio…

Soy la bienvenida si me acoges y soy el que te acoge. Soy el que escucharás cuando llegue el momento y soy todos los momentos llegados y por llegar. Soy el segundo, el minuto y el año, como soy las cuatro estaciones, soy los cuatro linajes y soy tu origen, soy el ser de Vega que viene a verte por la noche, soy la nave que aparecerá en tu cielo.

…Silencio…

Sobrepasa mis palabras como sobrepaso las tuyas.

…Silencio…

Yo soy el Silencio de nuestra comunión.

…Silencio…

No me nombres porque no tengo nombre, teniendo todos los nombres.

…Silencio…

Permítete ser amado por ti mismo, es decir, por mí y por cada uno, porque yo soy cada uno. Soy el mismo corazón en todo corazón, la misma Presencia en toda Presencia. Abrévate como yo me abrevo de ti.

…Silencio…

Y voy a dejarte ahora, aunque no te dejo nunca, para que te recojas en la naturaleza o en tu casa; ahora que vas allí, estaré siempre allí. ¿Debo decirte todavía “yo”? ¿debo decirte todavía el Amor que te lleva, que llevas y que eres? ¿Tienes todavía necesidad de palabras? Ve y vívelo.

No busques nada, Todo está aquí y en todas partes.

…Silencio…

¿Debo decirte todavía algo en el espacio de nuestro Silencio? ¿Debo cesar mis palabras? ¿Qué importancia tiene? Siempre he estado en ti y estaré siempre en ti. Aquí y en todas partes. Entonces sí; yo te lo digo y lo grabo en ti: Amor. Te dejo retirarte, no de mí ni de ti, sino en el secreto de tu corazón que no tiene ningún secreto para mí.

…Silencio…

Yo te bendigo ahora en la Eternidad como ha sido siempre. No te digo “hasta la vista”, ni “hasta pronto”, ni “hasta mañana” ni “hasta siempre” porque ninguna palabra ni ninguna cita sería suficiente. Y yo vengo y tú vienes.

…Silencio…

Detengo ahora mis palabras para permanecer vivo en tu corazón. No hay necesidad de palabras, no hay necesidad de presencia porque todo está aquí. Me retiro en ti.

Bendición…

Todavía…

…Silencio…

Abre tus ojos cuando quieras.

…Silencio…

COMPLETO FEBRERO Y MARZO

Parte 1: O. M. AÏVANHOV LINK
Parte 2: O. M. AÏVANHOV LINK
Parte 3: O. M. AÏVANHOV LINK
Parte 4: O. M. AÏVANHOV LINK
URIEL LINK
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NADA Y TODO

Igual te resuena e igual no te resuena la verdad de alguien o el mensaje de alguien, está perfecto lo importante es el mensaje y no el mensajero....y repitiendo si te resuena tómalo si no déjalo pasar... no es para ti... mas también justo es a esto que se nos invita a no tener ningún ídolo, ningún Avatar, nadie a quien seguir... solo sigue tu propio corazón… justo de esto habla de los falsos profetas marcando a alguien en particular... pues todos somos maestros y alumnos a la vez y no en si el vehículo llamado cuerpo, y no la personalidad, sino el mensaje que llega a través nuestro o a través de los otros.

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